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OFTALMOLOGÍA INFANTIL (I)

OFTALMOLOGÍA INFANTIL (I)
02/01/2018

DEFECTOS DE REFRACCIÓN

El cuidado oftalmológico de los niños es importante pues en los primeros años de vida son fundamentales para el desarrollo de la visión.

El ojo en el niño es inmaduro y está en constante crecimiento hasta los 7 u 8 años. De hecho, la agudeza visual, que en el momento del nacimiento es muy pobre, alcanza el 100% de desarrollo a los 5 años de edad.

Cualquier anomalía ocular no diagnosticada precozmente, puede detener este proceso de maduración fisiológico y dejar defectos que persistirán durante toda la vida de forma irreversible.

Existen dos situaciones diferentes en lo que respecta a las visitas oftalmológicas, una cuando el niño tiene alguna queja o molestia ocular y otra, las visitas rutinarias que se deben realizar a pesar de que el niño no tenga molestias oculares. El mejor regalo que unos padres pueden hacer a sus hijos es prevenir la aparición de enfermedades y es en gran medida responsabilidad de los padres, el conseguir el éxito terapéutico visual cuando existen defectos que requieren tratamiento.

Desarrollo de la visión tras el nacimiento

Cuando nacemos, nuestro sistema visual no está totalmente desarrollado y tanto el ojo como sus anejos van a sufrir importantes cambios cualitativos y cuantitativos, anatómicos y fisiológicos, más acusados en los primeros años de la vida pero que no concluirán hasta pasada la pubertad.

La longitud axial del ojo al nacer es de unos 17,5 mm  y alcanza a los 14-15 años prácticamente el tamaño del adulto que oscila entre los 23 y 24,5 mm.

El color del iris cambia durante los seis primeros meses después del nacimiento, pero el color definitivo se alcanza a los doce meses.

El conducto nasolagrimal está desarrollado en la mayor parte de los niños y obstruido sólo  en un 2 a 4% de ellos.

Mientras que la periferia de la retina está bien desarrollada, anatómica y funcionalmente, en el recién nacido, la mácula es todavía muy inmadura continuando su desarrollo hasta los cuatro años de edad.

La capacidad del ojo para enfocar las imágenes sobre la retina depende, por una parte, de la longitud del ojo y, por otra, del poder dióptrico de la córnea y del cristalino. Para compensar el crecimiento del ojo después del nacimiento, la córnea se aplana, y el poder refractivo de esta y del cristalino disminuye desde las 51,2 dioptrías de la córnea y las 34,4 del cristalino, en el recién nacido, a valores de 43,5 dioptrías y 18,8 dioptrías respectivamente en el adulto.

En cuanto a los defectos refractivos encontrados en el RN a término: aproximadamente el 75% de los recién nacidos son hipermétropes y el 25% son miopes; el 50% de los niños hipermétropes  tienen un error refractivo de más de 3 dioptrías. El recién nacido tiende a ser hipermétrope.

El astigmatismo ocurre con mayor frecuencia en el niño que en el adulto. La curvatura corneal es la responsable de esta ametropía.

CAUSAS MÁS FRECUENTES QUE REQUIEREN VISITA AL OFTALMÓLOGO

  • Acercarse excesivamente a la televisión o a los libros.
  • Entornar los ojos cuando miran objetos lejanos.
  • Dolor de cabeza después de esfuerzos visuales.
  • Ojos rojos con frecuencia, legañas, lagrimeo.
  • Desviación de los ojos.
  • Diferencias de visión al tapar uno u otro ojo.
  • Pupila de color blanco o grisáceo.
  • Picor ocular frecuente.
  • Girar o inclinar la cabeza cuando se quiere fiar en un objeto lejano.
  • Anomalías en párpados.
  • Antecedentes familiares de miopía, hipermetropía, astigmatismo u otras enfermedades oculares.

CONTROLES OFTALMOLÓGICOS RECOMENDADOS

  • A los 3-4 años debe realizarse sin falta la primera toma de Agudeza visual y estudio refractivo, en todo niño que no presente hasta esa fecha síntomas relacionados con alteraciones visuales. Posteriormente, revisiones cada dos años hasta cumplir los 15 años.
  • A los 7 meses, los niños que presenten desviaciones de los ojos manifiestas (estrabismo).

DEFECTOS DE REFRACCIÓN

Representan las alteraciones visuales más frecuentes de la infancia.

Son los denominados defectos de gafas.

Todos los niños deberían ser revisados por el Oftalmólogo antes de iniciar la etapa escolar, de esta forma se evitarían muchos problemas de aprendizaje. En ocasiones los niños rechazan la lectura o la escritura debido a problemas en la visión cercana que ellos no saben interpretar, y otros tienen un retraso escolar por problemas para leer la pizarra, por una baja visión lejana.

En un ojo normal o emétrope, los rayos de luz convergen sobre la retina dando lugar a imágenes nítidas. Los defectos de refracción son aquellos que impiden que los objetos se vean con claridad.


OJO EMÉTROPE
Básicamente son tres los defectos refractivos:
Hipermetropía:
Las imágenes quedan enfocadas en un punto por detrás de la retina. La borrosidad será mayor a más cercano esté el objeto. En el caso de los niños, el defecto hipermetrópico puede ser compensado con su gran capacidad acomodativa, y pasar desapercibido o quedar parcialmente "enmascarado" si no se realiza la graduación correctamente, es decir, inhibiendo esa acomodación mediante gotas con acción cicloplégica (gotas dilatadoras de la pupila).


Miopía:
Las imágenes quedan enfocadas en un punto por delante de la retina. La borrosidad de las imágenes será más acusada a más lejano esté el objeto.

Astigmatismo:
Puede coexistir con los dos defectos refractivos anteriores. Los rayos de luz se enfocarán en dos planos diferentes: por delante, a la altura, o por detrás de la retina, dependiendo generalmente de la curvatura corneal. La borrosidad de las imágenes surge en visión próxima y lejana.
Es importante detectarlos precozmente, ya que son causas de ojo vago, bajo rendimiento escolar, cefaleas, ojos rojos. Deben ser corregidos con gafas o lentes de contacto en un primer momento, y cuando el oftalmólogo compruebe  que están estabilizados, y el paciente lo desee, podrá valorarse la cirugía refractiva.









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